147. MUCHO MÁS QUE DIFERENTE.

 

En la escuela primero te enseñan la lección y luego llega el aprendizaje, la vida primero llega el aprendizaje pues con él nos da una gran lección.

Hay experiencias que siempre van a marcar nuestro recorrido y eso nos irá dotando de gran crecimiento personal.

Siempre me he sentido diferente, ese sentir va mucho más del rasgo de alta sensibilidad, de la posibilidad de alta capacidad, tiene mucho que ver con las experiencias únicas y personales de la vida que he vivido.

Una niñez dotada de una responsabilidad que nadie me enseñaba ni pedía pero innata en mí, con la que decidía comportamiento o palabras a decir ante situaciones como enfermedad, muerte y otros temas difíciles de comprender para una niña.

Crecí en un hogar siendo una niña muy querida, muy responsable y con muy buenas notas, era una niña de sobresalientes a la que no se le prestaba mucha atención a sus notas pues siempre iban a ser buenas, una niña con la que no había que preocuparse de sus problemas pues siempre sabía resolverlos, una niña que buscaba siempre herramientas para tener los conocimientos necesarios y mirar hacia donde dirigirme.

Quizás a pesar de ser una niña tan querida, por mis propias características no fui tratada como niña y además crecí en un ambiente familiar donde mis padres se relacionaban de forma violenta, con gritos, palizas, la misma forma que empleaban con mi hermana que además se escapaba de casa, suspendía y un sin fin de cosas propias de la adolescencia.

Con 11 años fue necesario dejar toda mi vida de costumbres y tradiciones atrás, allí quedaba una parte de mi vida, una gran esencia de la misma, sin saber todo lo que estaría por llegar.

Hoy me siento realmente diferente, marcada por otras diferencias y experiencias, sé que he ido perdiendo a lo largo del camino algunos pedacitos de mí, que de forma consciente o inconsciente he tenido que dejar atrás para hacer frente a la adversidad.

Marcada por muchas de esas experiencias he copiado patrones en mi propia vida que me recuerdan mucho el siguiente refrán «al final de tu vida, te das cuenta de la importancia y lo que te marcarán para siempre, tus primeras decisiones».

«La cuchara con la que coges comes», solía decirnos siempre mi padre a mí y mis hermanas, para recordar la importancia de la pareja que elegíamos.

Con los muchos años de experiencias y las personas que a lo largo de mi camino fui conociendo, un gran hombre me decía «¿ la pareja que deseas para tu vida es un mayordomo o un amigo?».

Hay muchos mensajes que se han ido quedando fijados en mi mente y mis recuerdos, muchos.

Muchas preguntas poderosas que sin ser coach o profesionales del área de crecimiento, eran potentes armas para haber redirigido el rumbo de mi barco, aunque no lo hice, no supe hacerlo, me deje llevar por la experiencia que había marcado mi infancia y seguí repitiendo cada una de las enseñanzas que había recibido.

Hoy miro de frente el gran reto de hacer algo diferente para la correcta educación de mi hija, aprendí que la teoría estaba muy bien, pero lo que copias y repites en tu vida no es lo que memorizas, sino los recuerdos marcados por emociones que serán los desencadenantes de determinados comportamientos al conectar con esos recuerdos emocionales.

Admirada y  a la vez juzgada por mis seres más queridos, amigos/as, conocidos/as, sigo y seguiré dando los pasos para dejarle a mi hija el aprendizaje que me ha llevado tanto tiempo hacerlo mio.

Rodeada de libros, sentada en el suelo llorando, han sido tantas veces mis acompañantes del momento la incomprensión, que fui desarrollando herramientas para pasar la página y escribir otro capítulo de mi historia, sabiendo con certeza que algunas personas solamente leerían el principio y el final, otras pocas los capítulos con fotografías y solamente una persona leería la historia al completo, incluso las páginas en blanco que parecían vacías y estaban llenas de diminutas letras.

Agradezco la presencia de quienes están, aún duele la ausencia de quien no podré volver a escuchar.

Mi sentir hecho frase: «Vivir un duelo en soledad, sea del tipo que sea, es la mayor demostración humana de la falta de humanidad«. Siempre conmigo quienes ya no están.

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