134. EL AMOR HABLA POR MÍ. NO SOY PARA TÍ, SINO PARA MÍ.

Mis cuentos favoritos de niña eran Blancanieves y la Cenicienta.

Crecí siendo una niña muy enamoradiza.

Creí siempre que llegaría ese príncipe azul en un caballo blanco, para hacerme feliz.

El recorrido de mi vida me fue enseñando, que esa creencia ponía en otras personas la responsabilidad que solo dependía de mí.

Al margen de todo eso, ame y ame mucho.

Ame tanto que lo hice por encima de mí, pues incluso me olvide de quien era para poder seguir amando.

Luego elegí meter todo ese amor en un maletín que cerraba con llave y las tiraba al mar.

Afortunadamente nadie las puede coger, pues se las comió un tiburón.

Ame tanto, tanto como llegue a sufrir por ese mismo amor.

Aquellos amores eran diferentes a mi forma de amar, no entendían mi enorme capacidad de compartir amor y la singularidad de cada uno de ellos.

De manera que además de ser juzgada de forma injusta y equivocada, las propias heridas de aquellas interpretaciones ponían casi fin a lo que podía haber quedado de aquel amor, casi incluso de la amistad.

Allí quedaba aquel café, que primero por unas razones, luego por otras nunca llegamos a tomar juntos.

Allí quedaban todas las promesas de estar en mi camino siempre, aunque nuestras vidas fueran diferentes.

Las mismas promesas que ponías en el baúl de los recuerdos para aceptar que no podía seguir a tu lado como querías o necesitabas, sino como tan sólo podía yo.

Yo seguí estando aquí.

Seguí amándote.

Te amare por siempre, pues nunca se deja de amar a quien se ha amado de verdad.

Algunas personas que desconocen tal intensidad lo confunden con dependencia emocional, que nada tiene que ver como amar de verdad.

De todo ese dolor, de aquella sensación de abandono, soledad, incomprensión aprendí a amarme a mi más que a nadie.

Ahora pueden reaparecer todas esas emociones, todas esas impresiones, todas las reflexiones posibles que antes no pudiste ver.

Mientras yo he seguido aquí, perdonando y olvidando sin tu saber, ni mostrar por mí ningún interés.

Tu hiciste lo que necesitabas para poder continuar, pero eso no era lo que necesitaba yo.

No me aceptaste, no me comprendiste, no me perdonaste, no hubo esa ocasión para aquel prometido café.

Desde entonces yo y las heridas de mi soledad, de aquella incomprensión me hicieron resurgir con más fuerza.

De toda aquella experiencia me hice una promesa, que ahora no estoy dispuesta a romper.

Soy el amor más grande e importante de mi vida, de quien muchas veces me olvide.

Así que como me amo tanto, también me respeto.

Durante todo ese tiempo aprendí también, quien era la única persona que iba a estar siempre a mi lado y esa soy yo.

Así que seguí fortaleciendo mi relación de amistad conmigo misma, a tratarme con compasión y mucha piedad.

Mis posibles errores y la valoración que de los mismos pudieran tener los demás, no era mi responsabilidad.

Empecé a soltar todas las culpas y amar cada uno de mis errores, mis equivocaciones y aceptar que son necesarios, aunque muchas veces toque perder.

Lo que en un principio puede ser muy doloroso también trae grandes aprendizajes de los que aprender.

Hoy puede venir la persona más experta del mundo a hablarme del amor, a decirme incluso que estoy enferma y que mi cura sería una relación de pareja con un poco de amor.

En mi vida solamente hay cabida para una salvación posible y esa única persona SOY YO.

Sufrí por amor con la misma intensidad que llegué a amar.

Admiro a quien es capaz de intentarlo una y otra vez.

Yo de esa valentía no quiero ni hablar, pues sólo estoy dispuesta acompañar.

Pasaron muchos años de mi vida volcada en comprender, aceptar y acompañar a los demás.

Luego cuando llegaba el momento de comprenderme, aceptarme y acompañarme no era el lugar, el instante o momento ideal.

Siempre había alguna excusa o justificación para escapar.

Ya sé que cada cual hace lo que puede y sabe en cada momento de su vida.

Pues exactamente eso es lo que hoy hago yo, no me pidas nada más.

Mientras tu seguiste con tu vida, iniciaste nuevos proyectos y rehiciste la misma, yo también con muchos esfuerzos intentaba hacer lo mismo, esperando que llegase la oportunidad para aquel café que nunca nos pudimos tomar.

Así que alimente aquella tristeza con los esfuerzos por hacer realidad, otros sueños dormidos de mi vida que aún no he podido hacer realidad.

Mis necesidades y manera de vivir la vida hoy son otras, respeto las de que cada cual y espero la misma reciprocidad.

Para muchas personas puede parecer una vida hueca, para mi es vivir la vida ideal y hacer la mejor partida con las cartas que elegí jugar.

No espero ser comprendida, tampoco acompañada, por esperar he decir que también aprendí la importancia de vivir sin esperar.

Conocí el sentido de disfrutar de cada momento sin generar expectativas.

De fluir ante cada adversidad.

De ser resiliente con cada emoción, sin evitar ni ocultar las heridas de mi corazón.

Hoy quiero agradecer todo cuanto me diste, pues fue mucho más de lo que puedas imaginar.

Sé que hubieras puesto el cielo a mis pies y el universo conquistado para evitarme todo mal.

Es imposible proteger e impedir sufrimiento a nuestros seres amados.

Cada cual aprende de sus propias experiencias emocionales.

Los aprendizajes son diferentes, igual que la toma de decisión.

En lugar de buscar explicaciones a preguntas que ni yo ni nadie podría responder, valide y conecte con cada una de mis emociones, luego acepte y continúe.

Aunque sentí que se detenía mi vida, parecía que se quedaba sin pilas mi corazón, me costaba respirar y el aire no entraba, aun así seguí adelante enganchada al amor.

Pues el amor más verdadero y puro, es aquel que deja libre desde el respeto y la aceptación, esperando que encuentre el camino que desea y merece, pues amar significa desear lo mejor y reconocer que en aquel momento esa persona no era yo.

Hoy sigo sin ser esa persona, aunque sí soy la mejor.

Pues en todas y cada una de las personas, puede encontrarse siempre su mejor versión.

La interpretación que hacemos de los otros muchas veces habla más de nuestro propio interior.

Así que yo no era la persona que tu creíste, aquella que pensaste jugaba con tu amor.

Era y seré una persona que te ama, con otros planes para mi vida, que no sean vivir sólo por amor.

Las personas somos más de lo que se ve, más de lo que decimos, más que nuestros comportamientos.

Poder tratar con personas requiere estar a su lado sin prejuicios, sin juzgar y poniendo atentos los oídos de la empatía y el corazón.

Nuestros propios miedos e inseguridades ensordecen nuestras grandes y únicas verdades.

Es difícil una vida haciendo lo que no quieres y estando donde no quieres estar, así que ese enfoque lo dejo para lo que todavía no he podido cambiar o evitar.

Para lo demás elijo y lo hago con mucha seguridad.

Poder estar en mi camino, significa hacerlo desde la amistad, sin confundir mi cercanía con esperanzas para nada más.

Observo desde lejos, como vuelve a salir a la superficie la búsqueda de posibles mensajes que quieran decir algo más, así que todo esto que he escrito, intenta dejar muy claro que tu necesidad no coincide con mi realidad.

Puedes elegir seguir estando o quizás volverte a marchar, es la misma libertad de elección que tengo yo tengo para decidir y defender como quiero y voy a estar.

Cuando te fuiste y seguiste con tu vida, yo seguí en el mismo lugar que me conociste, haciendo las mismas cosas que hacía cuando me acompañaste, he seguido siendo la misma persona, piensa con detenimiento cuales fueron las cosas que sí cambiaron.

Y aún sigue viva la propuesta para tomar aquel café, para disfrutar de una amena conversación del tema que queramos proponer.

Puede llegar a ser posible o quizás pueda no llegar a ser.

Lo que sí he querido dejar claro es lo que no quiero que esperes de mí, pues muchas veces actuamos o hacemos esperando lo que no podemos recibir.

Así que por favor, escucha las canciones, sobre todo la siguiente canción.

Tienes mucha suerte, tenemos mucha suerte.

Pues aquí sigue estando disponible mi Amistad y un amor de amigos incondicional.

Sin juicios, sólo realidades diferentes y diferentes formas de hacer frente a una realidad similar.

Gracias.

PD: Eso sí, el café yo invito y pagas tu.

 

 

 

 

 

 

 

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