133. UNA CONFUSIÓN DE FECHAS MUY OPORTUNA. GRACIAS ROCÍO SANABRIA.

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De una conversación por wasap que tenía ayer, se me metía en la cabeza que estábamos quedando para hoy domingo a las 11, incluso he decir que releí el mensaje y vi varias veces domingo.

Anoche como cada noche me acostaba muy tarde, es la única posibilidad que tengo en mi vida para poder leer, estudiar o hacer algo que me permita un espacio para mí.

Así que hoy me costaba algo despertarme, de hecho, no lo hubiera hecho de no haber quedado.

Mientras esperaba que me llegase por correo electrónico el enlace para la videoconferencia por zoom, aprovechaba para organizar y apuntar algunas fechas, asuntos pendientes y por supuesto para escribir.

Anoche antes de acostarme recordaba lo larga que había sido esa noche hacía 13 años.

Aquella noche la pasaba en el hospital acompañando a mi hermana Isabel en los últimos momentos de su vida.

Su mano entre la mía mientras la observaba y cuando daba alguna cabezada, como tenía apoyada mi rodilla en aquella barandilla que no paraba de moverse, ese movimiento me hacía saber que seguí viva.

Aquella tarde la doctora había acordado subir la dosis de la bomba mórfica. Cuando hable con uno de los enfermeros que cuidaban de mi hermana desde hacía dos años, me dijo que con esa dosis no llegaría a la noche.

Yo decidí quedarme esa noche, no recuerdo haberle dicho esa información a mi familia, lo que si recuerdo es que mi padre me decía que se quedaría la siguiente noche.

Había decidido hacía algunos meses antes, pese a la dureza de la situación, que casi se me hacía insoportable ya, acompañarla hasta el último momento y esos momentos estaban llegando.

Sólo yo sabía que había rebasado el límite de todas mis capacidades para resistir aquella experiencia.

Hacía ya un mes había tenido que empezar a ir a una fisioterapeuta por diferentes dolores físicos, los mismos que después de unos meses de su muerte me dejarían casi sin poder caminar.

No voy a extenderme ahora en detalles de toda esa experiencia, pues simplemente quiero compartir que lo que hoy parecía un error en mi interpretación, para mí ha sido una gran oportunidad.

Oportunidad que no hubiera tenido para escuchar el silencio, conectar con mis pensamientos, con mis emociones, oír el sonido de ese viento que sopla, escuchar el movimiento de las hojas, las ramas de los árboles, también el cantar de algunos pájaros.

A la vez que me van saltando en mi memoria todas aquellas imágenes, de una noche tan larga, triste y dolorosa.

Hasta que llegaba la mañana. Era imposible, las 9 de la mañana. Había superado no sólo toda la noche, sino también llegado a la mañana.

En ese momento llegaba un señor que solía contratar un familiar para colaborar en el cuidado de mi hermana.

De manera que le dije que me ausentaría un instante para ir a casa a desayunar algo, una ducha y volver en menos de una hora.

Llegando a casa mi madre me decía que acaban de llamar de la clínica, mi hermana había fallecido.

Salí corriendo, no era posible. Acaba de irme y había ocurrido.

Así que corrí desde la casa de mis padres, baje toda la cuesta de la carretera Mata corriendo y llegue a la calle Senador Castillo Olivares y entre a la Clínica.

Subí corriendo las escaleras y al llegar arriba me dijeron que la acababan de bajar por el ascensor, bajaba corriendo las escaleras para encontrarme con el mismo enfermero y otro que la llevaban en una camilla tapada y yo me fui directa a destaparla, para poder volver a su rostro y acariciarla por última vez.

Agallas, valor y coraje de toda aquella experiencia que había comenzado en el año 2003 y terminaba aquella mañana del 10 de mayo de 2007.

Después tuve que sentarme para descansar todo lo que había corrido para llegar allí y verla.

Así que sentada permanecí hasta que recobré el aliento y llegaron mis padres.

Gracias Rocío porque si no me hubieras enviado ese wasap ayer para quedar y no me hubiera confundido, no podría haber tenido este espacio para recordar, para sentir, para conectar, para crecer, para valorar, para recordar quien soy cada momento de mi vida con cada paso que doy.

Como agradecimiento te quiero dedicar esta canción que habla también de tí y compartir con todas las personas que lean este blog.

En ella se recuerda algo tan importante como la necesidad de hacer frente a nuestros procesos pues sino reaparecen…

A golpe de bailoteo la escucho y tarareo… «Tienes en los ojos girasoles Rocío…».

Gracias. Un fuerte abrazo. Buen Domingo.

 

 

 

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