Mañana 10 de mayo de 2020 se cumplen 13 años desde aquel día en que tu cuerpo, querida hermana Isabel, viajaba hasta la eternidad.
No podría volver a acariciar tu piel ni tus mejillas, que durante los últimos meses era casi una de las únicas maneras de comunicarnos.
Tu sonrisa al sentir mi mano y escuchar mi voz… ya no podías hablar, apenas decías algún sonido… Fueron dos años en aquel hospital.
Aún recuerdo que le pedía a la vida que el cáncer no te hiciera sufrir, pero alargo el proceso duramente.
Aquella experiencia fue dura e intensa. Marcando mi vida para siempre en muchos sentidos.
Tu cumpliste tu promesa, yo no pude, no supe… simplemente no cumplí parte de la mía.
Hoy simplemente quiero DAR GRACIAS, a todas las personas que me acompañaron durante aquellos momentos de mi vida.
Compañeras/os de trabajo, amigos/as… todas las personas que hicieron lo posible e imposible por hacerme soportable aquellos duros momentos de mi vida.
Por las personas que sin saberlo pegaban mis pedazos con un abrazo, con una palabra, una mirada…
Dureza al máximo, además del reencuentro después de la distancia durante 16 años, la enfermedad, ruptura de pareja… conflictos familiares y TUS HIJOS, a quienes tanto cuide y tanto tiempo dedique, restando horas a momentos que hubiera querido pasar contigo.
Aprendí de la experiencia muchas cosas, entre ellas a sentirte y reencontrarme contigo a través de los recuerdos, la naturaleza, el mar y todos los momentos compartidos en cada lugar, pues no he olvidado ninguna de las experiencias de la niñez y las que luego tuvimos que enfrentar.
Mi sensibilidad fue de gran ayuda, para poder hacer frente al dolor del duelo y la necesidad me invitaba a profundizar en el tema, para ser capaz de superar todos aquellos síntoma físicos y emocionales que me obligaban a tomar consciencia, pues no podía seguir la vida como si nada hubiera pasado, era necesario vivir y transitar el camino del duelo.
Hoy quiero darte las gracias hermana, pues tenías 41 años y ante tu partida tan joven, yo pedía que se repartieran los años de vida que te eran arrebatados, entre nuestros padres.
Sus vidas, en especial la de mamá es un auténtico milagro. Gracias.
Gracias también a ti que estas leyendo esta entrada, gracias a ti que quizás en aquella época secaste alguna de mis lágrimas o me hiciste sonreír, gracias a ti que quizás llegaste más tarde, simplemente gracias por estar en mi camino pues hoy puedo decir con 44 años, que, gracias a muchas piedras del camino, hoy estoy aquí y soy quien soy.
Durante aquel tiempo que la vida nos regaló para estar juntas, cantamos juntas la siguiente canción, la primera, luego cuando ya se fue una parte de ti, me toco cantar contigo la siguiente desde lo más profundo de mi corazón.
Trocitos de mi vida, que espero puedan ayudar a otras personas a saber que se puede superar lo más doloroso, lo peor…
GRACIAS SIEMPRE…
PD: Recordar a nuestros seres queridos todos los días o en fechar marcadas, no es signo de no haber superado el duelo, sino de que muere el cuerpo, nunca el amor ni los recuerdos de quienes permanecen por siempre vivos en nuestro corazón.