Este es un trocito de la historia de dos grandes estrellas que brillan con luz propia.
Johanna es la estrella madre y Maeva es la estrella hija, ambas hasta hace unos pocos días, brillaban juntas en la tierra.
Desde hace tan sólo una semana y días, Johanna es ahora la estrella madre que brilla en el cielo y Maeva es la estrella hija que brilla en la tierra, recibiendo intensas ráfagas luminosas de su madre desde el cielo.
Su brillo es producto de una unión infinita y poderosa, cargada de amor, de aventuras y también de duras y difíciles experiencias.
Juntas han sido además de madre e hija, grandes amigas y aliadas con intensas experiencias, que les han aportado gran crecimiento personal.
Dos estrellas unidas por un lazo rojo invisible que las mantendrá juntas siempre, un lazo irrompible dotado de la fuerza de la unión, del amor incondicional e infinito, de la existencia y compañía aún durante la ausencia.
Hoy 3 de mayo es el primer día de las madres que estarán juntas de otra manera, pues siempre estarán unidas, además de ese lazo rojo invisible, a través de las huellas que juntas fueron marcando a tanto amor y tanta entrega.
Durante la noche Johanna ha pedido permiso a las otras estrellas del cielo, para poder visitar la tierra. Así que ha visitado Lanzarote y a través de la ventana se ha acercado hasta Maeva.
Allí la ha estado contemplando en sus sueños, como tantas veces anteriores ya había hecho.
Esta vez le ha susurrado al oído, que además de los lazos que siempre las mantendrán unidas, le ha dejado un lote de valor, coraje y fuerza para enfrentarse a esta nueva experiencia.
El amor que las unirá para siempre está cargado de gran fuerza para poder enfrentarse a la más dura adversidad, pues unidas, aún en la distancia siempre las podrán superar.
Johanna ha tenido que volver para seguir brillando desde el cielo e iluminar la noche en la tierra, antes de partir ha acariciado y abrazado intensamente a su querida hija Maeva.
Desde allí cuidara y velara por ella.
Maeva sabe muy bien que la acompañara siempre y guiara de día y de noche, pues vive en su interior dentro de ella, aunque ya no viva en la tierra.
Por la noche si miras al cielo verás dos grandes estrellas brillar.
Una de ellas será Johanna, que además de iluminar el cielo envía mucha luz a Maeva en la tierra, quien a su vez brilla con tanta intensidad y amor hacia su madre, que el cruce de sus luces desde la tierra hasta el cielo y del cielo a la tierra, parece convertirse en una estrella fugaz.
El amor que la ha unido y unirá para siempre, es una intensa y potente luz que ni la misma muerte puede apagar, pues el amor que ambas se tienen vivirá por siempre y los recuerdos y huellas dejadas, nunca se podrán borrar ni olvidar.
Hay circunstancias de la vida que no se pueden evitar, son difíciles de entender y duras de aceptar.
Aun así Johanna y Maeva, como estrellas cargadas de luz, iluminan la vida en la tierra cargadas de esperanza e ilusión, pues juntas aún en la lejanía, harán del mundo un lugar mejor.
Hace mucho tiempo plantarán juntas, la semilla de un bello árbol de recuerdos.
Hoy es un árbol con grandes y profundas raíces, cuyas ramas y hojas permiten sentir, respirar y recordar todos los recuerdos, contagiando de todo lo aprendido a Maeva cada vez que se acerque a él.
En ese mismo árbol de recuerdos, también está su padre Josean, quien desde la tierra , con la luz de Johanna, a Maeva le acompañará con todo su amor para verla brillar y florecer.
Alrededor del árbol crecerán otros árboles y plantas también-
Son otras semillas plantadas durante el brillo de madre e hija juntas en la tierra o sembradas desde el cielo después.
Ojalá yo pueda ser, sino un árbol, una rama o una planta tal vez, que pueda acompañar a Maeva en su camino, quizás a su familia también, como me honraría a lo largo de su recorrido, pues para mi Johanna fue, es y será la amiga, mujer y madre cuya admiración y amor me acompaña con su luz, cada día hasta la eternidad.
Mientras yo desde Gran Canaria, contemplo a mi hija durmiendo también, sintiendo la voz de Johanna que me susurra al oído también.
Quiero finalizar este trocito de sentir compartido, dedicado a Maeva con todo mi profundo amor, con esta bella canción, que tanto dice de los corazones de estrellas brillantes que brillan con luz propia, plantando semillas y esperanza por un mundo mejor.
Un enorme abrazo de corazón a corazón.
Recuerda que la verdadera belleza, el amor y la vida eterna están siempre en tu interior, esa luz nada ni nadie los puede apagar.
PD.: Gracias siempre Josean por el regalo que me das, permitiéndome estar.