
En breve mi hija cumplirá sus cinco años, durante todo este tiempo he ido formándome en aquellos ámbitos que veía nos ayudaban a llevar con calma y respeto mutuo su crecimiento juntas (disciplina positiva, inteligencia emocional, mindfulness, etc.).
Aún no conoce la historia de los cuentos clásicos y es común mezclar personajes, a veces blanca nieves se convierte en la cenicienta y está con los enanitos, por ejemplo.
Hemos jugado a contar las historias de otra manera y todo eso habla mucho más de mi que de ella, por supuesto.
Yo crecí enamorada de los cuentos de príncipes que rescataban a princesas y aunque esa creencia me doto de muchos valores, significo querer andar con bastones sin necesitarlos.
La base de la educación de mi hija desde los dos años, sino antes, ha sido el trabajo emocional, desde la adquisición de vocabulario emocional, la identificación de los mismos, hasta la aceptación y gestión de ellos desde diferentes dinámicas para abordarlos.
Hemos aprendido juntas y mientras yo me he ido formando.

Descubrir el rasgo de la alta sensibilidad dio luz en mi vida a muchas explicaciones, así como a los enfoques en los que trabajar y poco a poco he ido dando los pasitos.
En el experto de inteligencia emocional aprendí algunos conocimientos de técnicas de gestión emocional, tales como el tapping, mindfulness y otras diversas herramientas prácticas de usar.
Cuando algo me gusta y veo su utilidad, suele invadirme mi parte exigente para pedirme más y más.
De manera que ya he realizado una formación básica en eft y sigo haciendo formaciones más profesionales de esta técnica.
También hacemos uso de otras técnicas, para abordar el aluvión de pensamientos, mi hija es muy mental y es imparable la cantidad de información que en poco tiempo es capaz de estar procesando a niveles impensables, en relación a ello y por esa misma razón hice el experto de altas capacidades y desarrollo del talento.
A contrarreloj las horas no son suficientes para cubrir sus diversas necesidades ante tanta intensidad emocional, mental, etc.
Compaginarlo además con trabajo, circunstancias personales y añadir formación es casi imposible. Sin casi pensarlo y centrada en el momento presente, aquí y ahora, es toda una gran realidad.
Las circunstancias sociales a las que hacemos frente me han obligado a entrar en contacto con algunas disciplinas que no eran de mi especial agrado o interés, tales como el yoga.
Durante estás semanas que hemos ido recibiendo las indicaciones de su colegio a diario, además de juegos, actividades mentales y ejercicios, están incluidas las actividades de calma y concentración, por tanto ahí ha estado mi hija dándome pautas.
Un pasito más ha sido retomar y profundizar en mi formación de inteligencia emocional en esas ramos, tanto en mindfulness, yoga como meditación, siendo todas ellas de gran importancia para canalizar la revolución emocional a la que nos enfrentamos con la actual situación que vivimos.
De esa forma he conectado con mi gran olvidado: mi cuerpo y hemos empezado a realizar diferentes actividades que nos ayudan a mantenernos en forma, a conseguir estados de calma, equilibrio emocional, atención y mucho más.
No quiero finalizar esta entrada en el blog sin dar las gracias a sus grandes maestras Laura y Michelle, quienes siempre están en los pensamientos y palabras de mi hija, cuando las recuerda y añora al colegio volver.
Por supuesto a Cristina que lleva la parte de psicomotricidad y elabora esa combinación perfecta de actividad y pasar a la calma. Aquí estamos repasando y trabajando todas las posiciones del yoga.
Realmente esta experiencia está siendo para ambas una gran oportunidad de aprendizaje, en esta parte aprendo de mi hija, quien a su vez ha ido aprendiendo de ustedes.
Ha transcurrido algún tiempo desde mi primera formación básica en mindfulness infantil y eso me ha servido para rescatar de mi gran biblioteca algunos manuales y además regalarme una formación más profesional en dicha materia.
Es evidente, la gran importancia de la combinación de técnicas, en especial con nuestro cuerpo y es que se consigue interiorizar la práctica del hábito de meditar como una dosis de alimento, reconstituyendo el tan necesario equilibrio de mente, cuerpo, emociones, etc.
Entre otras a diario practicamos este maravilloso mantra, cuyo mensaje en estos momentos mundiales es imprescindible para creer y cargarse de fuerza para resistir y continuar.
Aún recuerdo la primera vez, hace meses que mi hija me mostraba lo que hacía, mientras yo asombrada escuchaba repetir este mantra y observaba con que precisión hacia los movimientos.
Hoy lo hacemos las dos juntas y es maravilloso ver como seguimos aprendiendo.
Mil gracias siempre a mi querido equipo educativo del Brains, en especial a mis admiradas e incondicionales Laura y Michelle. Hasta prontito.