Hola, ella es Johana, una mujer valiente, con un enorme potencial de crecimiento, fuerza, valor.
La conocí a través de sus publicaciones en facebook, transparente, generosa, dando luz a su experiencia vital desde el corazón.
Es además madre, esforzándose cada día por hacerlo mejor y aprender de su pequeña maestra, pues juntas comparten muchas enriquecedoras experiencias.
Más que hablar de ella voy a compartir que he ido sintiendo con el regalo de conocerla.
He sentido el dolor, el miedo, el valor y la energía de ser madre y tener un diagnóstico llamado cáncer, un miedo que tiene que ver más con la necesidad de cuidar a su pequeña que con el propio miedo de si misma con la enfermedad.
He sentido grandeza, profunda valentía, crecimiento personal infinito y ganas de avanzar, además de generosidad, sinceridad y una bella amistad.
Recientemente tocaba revisión médica y los resultados han hecho que se remuevan todos los pilares, aquello que quizás creíamos superado ha vuelto a resurgir, hablando también de mí y con lo que he conectado.
Desde ese sentir como madre, la necesidad de cuidar a mi hija, protegerla, evitar sufrimiento, acompañarla… he tomado consciencia, con mucho dolor, tristeza, lágrimas y valor, que nuestra maternidad es una pequeña escuela de aves que necesitan emprender el vuelo en soledad.
Nuestra labor como madres no es más que desarrollar y ayudarles a identificar sus propios recursos para enfrentar la adversidad, tienen capacidades que nos sorprenden y es que en realidad, son capaces de adaptarse también a la adversidad.
Entonces lo que identificamos es que reflejamos en ellas nuestros miedos, nuestras necesidades y todo aquello que queremos evitar.
Nuestras aves poseen un cuerpo dotado de todo lo necesario para poder respirar, volar, caminar, alimentarse sin necesidad de compañía y es así como resulta más fácil enseñarles a caminar.
No podemos evitar que se enfrenten a experiencias conflictivas con otros seres queridos, no podemos esperar que los demás se relacionen con ellas como lo hacemos nosotras, no podemos…
Podemos dejarles aprender desde sus propias experiencias, podemos dejarles desarrollar sus propios recursos, soluciones para enfrentarse a situaciones que nosotras muchas veces queremos evitar.
Entonces ¿qué podemos hacer para ayudarles?.
Acompañarlas y ocuparnos de nosotras mismas, para darnos cuenta que aún siendo madres, es importante recordar que somos las personas más importantes de nuestras vidas.
Mientras nos ocupamos de nuestras hijas, de la familia, de las amigas, etc., estamos inconscientemente evitando darnos cuenta de cosas que tienen más que ver con nosotras que con los demás.
Mi muy querida Johana, te admiro y me he puesto tantas veces en tu piel, he sentido tantas veces lo que me transmitías que solo tengo palabras de admiración para ti, pues eres como siempre te digo mucho más que esa enfermedad.
Eres mucho más que la situación que ahora nos ha cambiado la vida a todos los demás y ponen en nuestro día a día la realidad a la que te has enfrentado tu día a día, la enorme realidad de que la vida tendrá en algún momento además de un principio, un final, no sabemos como ni a consecuencia de que, pero es así de real.
Los resultados han encontrado 10 tumores y por supuesto es necesario tratamiento y sentir, conectar con esa realidad, tan necesario como saber que tu vida tiene otros muchos aspectos que van más allá del diagnóstico y la enfermedad.
Sustituir esos 10 hallazgos por 10 razones positivas para avanzar, seguro que tu listado es mucho más largo y sólo tu podrás encontrar.
Nuestra sociedad sí que esta enferma de diagnósticos, donde la personas tan sólo buscan poner nombres o etiquetas para quedarse en la superficie, donde nadie se molesta en buscar formas de gestionar o mejorar su situación.
Mientras tú has echo todo lo contrario, no has dejado de trabajarte y mejorar yendo mucho más allá de la enfermedad.
Es necesario seguir avanzando y para poder hacerlo es importante soltarse y soltar.
Si tenemos una mochila cargada de piedras nos resultara más difícil dar pasos para avanzar.
Recuerda que se trata de tu mochila, es tu camino y eres tú quien tienes que dar los pasos y marcar el ritmo que necesitas llevar.
En ese soltar para fluir con la vida, con el momento presente es necesario hacerte cargo de ti, haciéndolo desde la serenidad que la aceptación, la liberación te pueden permitir.
Después de toda una vida conociendo a los demás, dedicadas a ayudar y cuidar de los demás, nos encontramos de frente con nosotras, sin saber casi quienes somos, como hemos llegado aquí… lo hemos hecho y de esa misma manera es posible seguir, tomando pausas y poco a poco dejarse llevar.
Con cada experiencia conecto y trabajo para llegar al mensaje que habla de mí y lo que me puede decir también de los demás, no somos maestros sino también aprendices y juntos tomados de la mano, querida amiga podemos y vamos a continuar.
Al final de la bella imagen con la que cierro esta entrada, quiero dejar unas canciones que expresan aquello que las palabras no me sirven para trasladar, mensajes necesarios para trabajar.
Te quiero mucho Amiga Johana, vamos a hacer una buena partida con las cartas que nos han repartido, lo demás ya se verá.
PD: Quiero trasladar también este mensaje de fuerza, esperanza y valor a mi querida amiga Inma que acompaña a su madre en un recorrido similar, también a Susana protagonistas de otras historia similar, así como a todas aquellas personas, bien como protagonistas o acompañantes se enfrentan a situaciones similares con similares diagnósticos o experiencias, es necesario seguir dando pasos en la vida pensando en cada nueva oportunidad. Un enorme abrazo de coraje y amor.