Esta es una imagen de mi familia, faltan algunas personas de las cuales algunas no quieren estar, otras deciden no salir en la foto, otras se han ausentado físicamente para siempre…
He querido con esta entrada darle un homenaje a mi familia y compartir, brevemente, parte de mi historia para despertar la misma capacidad en los demás.
Nuestro gran aprendizaje caída tras caída ha sido saber saborear cada momento, siendo conscientes que cuando más alto parece que has llegado más deprisa puedes llegar a caer.
Sabemos que la vida es un constante comienzo, que no empieza desde un punto cero, sólo que cada etapa tiene un principio y un final.
Tal día como hoy hace un año, el 19 de marzo de 2019 nos reuníamos para celebrar el santo de mi madre, el día del padre y el 30 cumpleaños de mi sobrino Pedro, disfrutamos el momento como siempre con gran intensidad.
Posteriormente la vida nos empujo con grandes cambios y sucesos inesperados de hospitalización, salud…
Vivimos con gran rapidez las diferentes caras de la moneda, pasando de una feliz celebración y encuentro familiar a un momento de incertidumbre, cargado de miedos, tristeza…
De hecho ese 20 de abril en que mi madre cumplía 70 años, tuvimos que suspender su celebración para llamar a una ambulancia y ser el primer ingreso del año que nos esperaba…
Sabiendo lo incierta que es la vida, conociendo el valor del momento presente y que es necesario disfrutar de cada oportunidad al margen de las circunstancias, acordamos llevar esa tarta al hospital, a los pocos días de su mejoría para celebrar ese momento.
Quienes me conocen y estuvieron a mi lado, aún en la distancia, saben con detalle las dificultades crecientes del año que fue transcurriendo.
Dotados de enormes motores cargados de amor, esperanza, valor, coraje, apoyo y solidaridad, fuimos creyendo en la certeza de salir de todas las adversidades y poder avanzar.
Al final tras dos ingresos, una caída con un fuerte golpe en la cabeza, etc. el destino nos regalaba en junio poder celebrar el cumpleaños de mi hija en familia y volver a celebrar otro momento de encuentro todos juntos.
Al día siguiente volveríamos a enfrentarnos a otro episodio de salud…
Acompañada de todos esos intensos e incesantes cambios intentaba compaginar mi vida personal con la laboral, aunque mis capacidades estaban bastantes bloqueadas por tanta invasión emocional.
Durante un tiempo mis circunstancias fueron comprendidas y acompañadas por mis compañeros/as. Lamentablemente luego todo cambio y la imagen que tenían de mí se convirtió en otra ajena a quien soy…
Tuve el enorme regalo de tener compañeros/as que me acompañaron en ese camino hasta el final, además de recibir una gran lección de vida y aprendizaje de mis superiores, quienes creyeron en mí y además me impulsaron y trataron con exquisita humanidad.
Durante todos esos meses me exigí tanto a mi misma, debía gestionar mi propio proceso de cambio y acompañar a los míos, también a mi hija pequeña, llegue incluso a despedirme de mi madre… fue realmente invasivo todo lo vivido.
Hubieron momentos para todo, también surgieron conflictos y desacuerdos que añadían más carga emocional a toda aquella situación tan extrema.
Estaba agotada y tenía que haber detenido todo en mi mundo para resistir y continuar, aún así seguí, me exigí resistir olvidando que era de carne y hueso para darme permiso a caer.
Tan sólo vendrían más cambios, siendo incluso necesario trasladar a mi hija de colegio a finales del mes de septiembre, después de un mes de curso.
Cambios y más cambios… con todo lo que ello supone en la vida de un ser humano.
Cuando la situación parecía coger un poco de estabilidad, después de varios episodios preocupantes de salud ahora de mi padre, ya en el mes de diciembre, después de nochebuena, ingresa mi abuelo por un atragantamiento con diagnóstico de leucemia, etc.. Fue más de un mes hospitalizado en el que viví momentos muy emotivos, duros… que también compagine con mi trabajo, vida personal, formación…
Salía del trabajo para ir a buscar a mi hija al cole, iba con ella al parque, luego al hospital o antes de buscarla… compartimos juntas momentos de cambios y despedidas nuevamente, donde muchas veces me fallaban las ganas y las fuerzas para poder acompañar su necesidad de juego, diversión, entretenimiento.
Mi acompañante incondicional en cada momento, quien acudía en mi nombre y en el de mi propia madre aún delicada de salud, hacía si cabe más emotivo cada momento, pues unos meses antes mi padre había estado bastante delicado de sus pulmones.
Finalmente no olvidaré que ya agotada cogí los días de asuntos por ingreso de mi abuelo cuando ya hacía casi un mes, siendo el mismo día que volvía al trabajo cuando me llamaban para comunicarme mi cese por incorporación del titular.
Rompí a llorar, sorprendiendo al personal de recursos humanos, agradecida de poder disponer de más tiempo para compartir con mi abuelo y vivir cada momento, pues ya no podía con más presión.
Ese día me quedaba más tiempo a trabajar de lo habitual para dejar medianamente la mesa en condiciones, con lo cual no fui al mediodía a ver a mi abuelo como de costumbre.
Cuando volvía de buscar a mi hija me llamaban por teléfono para darme la noticia de su fallecimiento.
Ironías de la vida.
Horas antes me comunicaban un final inesperado y horas después me comunicaban el realmente esperado que se había alargado…
Tras la despedida viví un mes muy intenso a nivel emocional, me pasaron factura muchos de los excesos a los que me había sometido tras un año tan duro y cambiante, tuve sintomatología física y también emocional, que afortunadamente supe gestionar para retomar la normalidad.
Tan sólo unos días después de su partida daba el paso más inesperado de mi vida siendo tan sólo un cambio más para mí, aunque más difícil para mi hija…
Al mes empece en otro destino laboral y poco antes del mes nos invade el coronavirus que nos vuelve a dar un giro inesperado.
Me he saltado muchos detalles, tan sólo he querido compartir pequeñas pinceladas de un año intenso y cargado de cambios importantes, dejando atrás otros tales como relaciones de amistad que se distancian y proyectos a los que tuve que renunciar para soportar la adversidad.
En un proceso constante de cambios en los que algunos de ellos suponían despedidas…
Hoy no podremos reunirnos como siempre para celebrar un día tan especial, con lo cual estará presente la emoción tristeza.
Aún así es más importante ponerle una sonrisa y vivirlo con felicidad, pues aún tenemos la dicha de, a pesar de no reunirnos, seguir todos vivos, ya más adelante lo podremos celebrar.
Esta es mi familia y yo tan sólo soy aprendiz de tanta grandeza, de tanto valor para superar la adversidad y crecer con más fuerza que la misma.
Que decir de un padre que vivió la revolución de Fidel Castro y luego se fue de Venezuela antes del gran desastre, lugar donde nací yo.
Que decir de una madre tan grande, que los médicos no entienden su fortaleza a seguir en pie con vida, pues aún estando sin salud siempre luce una sonrisa, optimismo y ganas de vivir.
Lo mismo puedo decir de mi hermana, sobrino, de mí… somos supervivientes y protagonistas de nuestras vidas, echándole ganas, coraje y resiliencia.
Deseo que este trocito de mi historia sirva para transmitir el mensaje del incesante ir y venir de la vida, de los cambios con los que no contamos y que nos ponen del revés, pudiendo convertirlos en motor de superación o limitarnos a hacer de ellos avalanchas de lamentaciones y quejas.
La vida es como, siempre ha sido así. En el camino a veces encontraremos piedras y es elección personal construir con ellas muros o puentes para saltar esos obstáculos.
A veces toca decir hasta luego, hasta pronto o a veces aceptar que ha llegado el final de una etapa que dará comienzo a otra, en la que ya no seremos nunca las mismas personas, no significando que sea el final, sino que puedes hacer que sea el principio de una nueva etapa de tu vida, sacando tu mejor versión, después de transitar los caminos necesarios para llegar a ella.
A continuación finalizo con algunos mensajes cargados de esencia y una canción, pues para mí la música siempre ha sido otro gran motor.
Gracias por tanto a todas y cada una de las personas que forman parte de mi vida, también a ti.
Recibe un abrazo de mi corazón a tu corazón.
PD: Feliz 31 cumpleaños querido sobrino Pedro, Feliz día padre, Feliz día Madre, Felicidades a todos los José y Josefa, a todos los padres.
Doy gracias por estar aquí y por cada momento vivido.
Un mensaje muy especial a todas aquellas personas que hoy echan en falta a su padre, a José y/o Josefa, ya sea por estar lejos, haber fallecido o cualquier otra razón, sintiendo su corazón invadido de tristeza, recuerdos y ausencia.
Pasito a Pasito es mejor avanzar en nuestro camino.
Emocionante, es poco decir, relato de experiencias….en fin. Un fuerte abrazo ❤
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