El sábado empezaba un fuego en Valleseco cuyas magnitudes no se imaginarían que llegarían a acabar con nuestros montes, campos y la vida e ilusión de tantas personas.
Tan sólo es necesario un instante, para darse cuenta como es el único requisito, para que todo pueda dejar de ser lo que era, entre todo uno/a misma.
Un fuego que empieza como si nada, provocado o no, causado por la falta de prevención o la razón que sea, ya no cambia la necesidad de hacerle frente a lo que es imparable: «el fuego lo convierte todo en cenizas».
En momentos como estos empiezas a sentir de forma contrariada, en algunos momentos te posee la rabia y el enfado, en otros la impotencia y necesidad de encontrar culpables, responsabilizar y descargar ese dolor, en otros la tristeza es tan inmensa que es casi imposible dejar de llorar.
La realidad es que lo más importante lo tenemos día a día y no nos damos ni cuenta de ello, al convertirse en algo cotidiano le restamos la verdadera importancia que tiene y vivimos día a día buscando algo más, sin apreciar las grandes riquezas que poseemos.
Pasamos la vida entera construyendo una vida, haciéndonos de propiedades, decorando, plantando nuestro jardín, etc. Día tras día seguimos y seguimos. Nos olvidamos cada día de dar gracias por todo cuanto tenemos o hemos conseguido, sin ser conscientes que todo hasta la vida misma es prestada y que podemos perder absolutamente todo en cuestión de un segundo.
Vivimos aferrados a las cosas, las personas sin el aprendizaje más importante de todos que es el del desprendimiento y el agradecimiento. De tal manera que vivimos como si no fuéramos a morir nunca y que cuando algo no sale como queremos, esperamos o es injusto, no sabemos hacerle frente y nos sentimos morir.
Alguien hoy me comentaba precisamente que estamos tan pendiente de la política y otras situaciones, olvidando lo más preciado e importante que es el medio-ambiente y podríamos sumar y seguir, ya que nos olvidamos de las personas, que muchas veces están a nuestro alrededor, quienes son sin lugar a dudas lo más importante que pisa la tierra.
Por eso he querido titular esta entrada en mi blog: UN INSTANTE. Ya que tan sólo hace falta uno muy pequeñín para ponerlo todo patas arriba o patas abajo.
También he querido llamarle SER INVISIBLE PARA LOS OJOS QUE NO QUIEREN VER. Ciertamente si el fuego fue provocado, si los políticos o personal gubernamental responsable pudo haber tomado otra decisión, etc. Les hubiera dado una visión para ver la realidad que causaba ese acto, esa ausencia de resolución inmediata, etc. Todo podría haber sido diferente.
No seremos vistos por aquellas personas que no nos quieran ver, no entenderán como podemos sentirnos quienes sean incapaces de ponerse en nuestra piel, no seremos escuchados por aquellas personas que se niegan a escuchar más allá de aquello que ocupa sus pensamientos …
Destruimos nuestro medio ambiente y además nos destruimos a nosotros/as mismas sin casi darnos cuenta.
Somos capaces de hacerle daño incluso a nuestros hijos/as, proyectando nuestras carencias y necesidades, dando más importancia a ser fuertes y tener poder sobre ellos como débiles, etc.
Tan sólo veo una enorme incapacidad de reflexionar, de detenernos a pensar que estamos haciendo y sí de esa manera conseguimos aquello que esperamos…
Imagino un oído muy pequeño y un montón de gigantes gritando, hablando, pidiendo ayuda pero el oído es tan pequeño, tiene tan poco interés además, así que no entiende aquello que le piden.
La sociedad muere de tristeza, soledad, incomprensión, desesperación en algunos ámbitos y facetas de su vida, prevaleciendo como única forma válida de comunicación ser más fuerte, hacer daño, tener la última palabra, ganar por encima de todo…
Llevo largos meses atravesando una gran crisis existencial y me cuesta mucho encajar algunas experiencias y sucesos, la injusticia se apodera de ellos y lo que queda detrás es tan sólo soledad e incomprensión.
Cuando hoy presenciaba el vuelo de los hidroaviones y veía a las personas observando, le explicaba a mi hija de cuatro años, que aquello no era un espectáculo, que ojala nunca hubiésemos tenido que haber visto ese vuelo, ese sonido y esas imágenes, ya que hubiese significado que no estaba ocurriendo la gran tragedia que azota nuestra isla Gran Canaria.
En aquellos momentos mi hija se dio cuenta que se me escapaba una lágrima y me abrazo con tanta fuerza que comprendí que además de entender mi mensaje, sentía mi dolor y la semillita que he ido sembrando en ella: el respeto hacia los demás empezaba a dar frutos.
Sigo escuchando demasiadas frases que hablan desde el dolor, la tristeza, la impotencia y todo lo que genera lo ocurrido, es normal, necesario y respetable. Pero cuando escucho hablar desde la ignorancia sin empatía alguna, siento lástima por ser incapaz de que sus propios oídos escuchen lo que su propia boca dice en voz alta.
En esta sociedad donde todo tiene precio, no es fácil ser humano, empático, inteligente y a veces lo que toca pagar por todas esas y otras características, es incluso el desprecio de otras personas con quienes te tienes que relacionar tanto en tu vida personal como laboral.
Lo que ocurre en nuestra isla Gran Canaria es en toda regla un duelo con todas sus fases. Un duelo por lo que ha sido y pudiera no haber sido, un duelo por todo lo que tenía y ahora no tengo, un duelo por nuestros paisajes verdes ahora cenizas, un duelo por quien yo era antes de todo esto y quien ahora no soy, etc.
Como todo en la vida esta experiencias llevan un proceso, un necesario trabajo personal de superación, necesitando antes vivir cada una de las etapas, sentir cada una de las emociones y atravesar el camino sin querer coger atajos, ya que finalmente los atajos conducirán al principio del camino y aunque no empecemos de cero, habrá que recorrer parte del mismo camino.
Desolación, tristeza, destrozados… son algunas de las expresiones que utilizaban las personas por las que me he ido interesando.
Me gustaría tener una varita mágica para poder cambiar las realidades de todas las personas de esta isla, evitar que este fuego hubiera ocurrido. Sin embargo no tengo varita mágica y ni siquiera puedo cambiar mi propia realidad.
Me toca lidiar y enfrentarme día a día con ella como todas las personas, junto a esa realidad también siento la tristeza de lo que ocurre en nuestra isla a nuestra gente.
Esta vez es el fuego, hace unos meses fue la salud de un familiar muy querido, meses antes un cambio laboral y tras él otros muchos cambios en relaciones personales, situaciones diversas y mucho más.
La Vida es un instante, venimos al mundo sin nada y queremos irnos de ella con todo y todos.
Aprender a vivir desde el desapego, es quizás más importante que vivir creyendo en el concepto de propiedad de cosas y personas, pues al final hay momentos en que sentirás que lo tienes todo y otros en los que parece que ya no te queda nada.
Por tanto, uno de los mejores aprendizajes pudiera ser, que como somos lo más importante de nuestra vida y que estamos de paso, merece la pena tener una buena relación consigo mismo/a y que es necesario vivir desde el momento del ahora, que es casi lo único seguro con lo que contamos.
PD: dedicada a todas las personas que dejan atrás una vida, sus recuerdos, sus pertenencias, creyendo perdido todo incluso la esencia.
Consejo darse permiso de sentir y vivir cada emoción. Cerrar los ojos y ver hacia el interior, para poder adquirir el conocimiento consciente que lo único que nos pertenece y todo eso que creemos perdido, esta oculto, escondido y es nuestro tesoro más preciado y vive en nuestro interior.
Eso nunca nada ni nadie nos lo podrá arrebatar, por eso me esfuerzo en cultivar lo que muchos no ven, no conocen, no oyen pero si es visto, conocido y escuchado por quienes me ven tal y como soy. Por lo que solamente puedo y soy yo, eso me pertenece, es mio y depende de mí, en eso si puedo influir y decidir.
UN ENORME ABRAZO DE AMOR, FUERZA, VALOR y CORAJE para poder dar pasitos en este camino de lágrimas, en el que aunque parezca que tan sólo hay perdidas, pueden encontrarse grandes aprendizajes y mensajes. Escucha tu voz más sabia, escucha a tu corazón y dale la mano para que caminen juntas: Razón y Emoción.
HE PASADO DEMASIADO TIEMPO DE MI VIDA SIN SER VISTA, CONOCIDA Y ESCUCHADA. Puedo entender que los demás no me vean, no me conozcan tal y como soy y no como me ven, también que no me escuchen. Lo que NO ESTOY DISPUESTA A PERMITIR es que sea yo quien siga sin verme, sin conocerme y sin escucharme, por tanto sigo buscando ser la mujer que quiero ser y no aquella que quieren y/o necesitan los demás.
Vive el proceso desde tu sentir y tu interior, no a través de los demás. Pues cada persona es única y tiene diferentes maneras de vivir la misma experiencia que tú. Escucha sugerencias y consejos de todas las personas, recordando que las decisiones las tomas y las vives tú.
GRACIAS…