A menudo tendemos a pensar que nuestros hijos/as nos desafían, son desobedientes, tienen algún tipo de problema y nos sentimos desbordados sin darnos cuenta que en realidad lo que ocurre, entre otras cosas, es que vivimos día a día en un mundo que no nos permite darles las atenciones que requieren. Un mundo cargado de responsabilidades, padres ocupados, con muchas actividades diarias, cansancio y falta de formación para poder llevar a cabo, de la manera adecuada, una profesión tan importante como es la de ser padre y/o madre.
Mi niño/a no se porta mal simplemente, intenta transmitirnos con su lenguaje que tiene alguna carencia, que tiene algún problema, que hay alguna necesidad que no esta siendo cubierta e intenta que veamos que algo le ocurre y NOS NECESITA.
Nuestros hijos/as necesitan sentirse ACEPTADOS/AS, cuando buscan en sus referentes más importantes la ACEPTACIÓN, en primer lugar y no la encuentran, viene posteriormente la FRUSTRACIÓN y con ella los malos comportamientos, que es como los solemos identificar.
Sin darnos cuenta, esos malos comportamientos, van a ser corregidos a través de castigos, gritos y diferentes muestran que manifiestan nuestro rechazo, falta de comprensión y lo que más demandan de su referentes principales: LA ACEPTACIÓN y AMOR, dos alimentos básicos para poder crecer de manera saludable y felices.
Muchas veces entramos en una espiral sin darnos cuenta y es que empieza el mal comportamiento, manifestamos nuestra NO aceptación, corregimos a través del castigo o de cualquier otra manera, observamos que no nos da resultado y vemos que los comportamientos de ese tipo siguen en aumento. Aún así seguimos actuando con la misma dinámica y cada vez todo va peor.
¿Qué estoy haciendo mal? nos preguntamos y empezamos con un listado interminable de preguntas que nos hacemos a nosotros/as mismas, sin encontrar la respuesta. No la encontramos porque interpretamos la conducta de los niños/as con mirada de adulto.
Veamos un ejemplo:
Una niña con rasgo de alta sensibilidad y una alta capacidad, esta ultima sin valorar, cada día se comporta peor. Destacan en ella emociones como el enfado y la frustración. Hace cuatro meses ha tenido una hermanita. Ella observa como cuidan sus padres a su hermanita, que la cambian, que la cogen en brazos, que le ponen el pañal, que viven pendiente de ella al segundo. Los niños/as son estupendos observadores, pero muy mal interpretadores, de manera que esta niña piensa: » antes me dedicaban todo el tiempo a mí, ahora desde que ha llegado mi hermanita me prestan menos atención, están siempre más cansados y se pregunta ¿como podría volver a recuperar el amor de mis padres?. Imitare las necesidades de mi hermana y así volveré a tener a mis padres. Pediré que me vistan, me portare mal todo lo que sea necesario y así volverán a quererme, ya que cada vez que llore o tenga una necesidad mis padres acudirán como hacen con mi hermana».
La niña siente que ha perdido a sus padres, quiere recuperarlos de la forma que sea, sin embargo sus padres no entienden que se comporte así, de manera que cada vez los malos comportamientos aumentan, la frustración, el enfado y no sólo en la niña, también en los padres de manera que gracias a las neuronas espejo y la alta sensibilidad, que les hace absorber las emociones de los demás, se forma un cóctel explosivo de emociones que además detecta tan sólo con un mal gesto.
Es importante ante cualquier llamado mal comportamiento que no nos vea mostrar una cara que indique «otra vez», sino una cara de amor y aceptación. Que hablemos de forma calmada, respetuosa y cercana.
Ejemplo: Es hora de ir a bañarnos hija, ¿quieres bañarte con papá o con mamá?, no quiero bañarme contesta la hija, me da igual, etc..
Cuando intentamos cambiar los métodos usados llevará su tiempo. La niña ha sido educada para obedecer, no esta acostumbrada a elegir ni a ser tenida en cuenta a la hora de tomar decisiones, eso ha ido incrementando su frustración y ahora misma esta en modo venganza, se siente herida porque no la han entendido, porque no tiene el amor y la atención incondicional de sus padres como su hermanita, así que hasta que no consigan volver a conectar hija y padres, es imposible intentar cualquier tipo de comunicación.
Lo mejor será crear una tabla de rutinas, tomarse algún tiempo para establecer junto a ella cuales son los hábitos diarios que necesariamente hay que cubrir. De esta manera con la edad que la niña tiene ya, 5 años, le servirá para sentirse escuchada y además involucrarse sintiéndose como parte de este proceso.
Es importante transmitir respeto mutuo por tanto la tabla de rutinas es un primer paso en conjunto. Que necesariamente es importante cumplir, haciendo uso de creatividad, juego y grandes dosis de paciencia y Amor.
Un segundo paso importante es adelantarse a aquellas situaciones que sabemos van a ser conflictivas. Dicen que la experiencia es un grado, por tanto si sabemos que la hora del baño va a ser un momento crítico es importante estar preparado para ello, de manera que seamos capaces de gestionar nuestra propia frustración y enfado, recordando que somo ejemplo y que los niños/as imitan nuestros comportamientos mucho más que lo que decimos deben hacer.
Ya que sabemos que el momento del baño es conflictivo, la hora de vestirse o cualquier otra situación podremos haber hablado con ella una lluvia de ideas de ambas, por ejemplo con posibles alternativas para el baño: bañarse con algún juguete, llenar un poco la bañera, haber comprado juntos algún jabón especial, que empiece a colaborar en bañarse, etc.
A veces es más fácil de lo que parece si ponemos un poco de creatividad y conseguimos motivar a esa niña que necesita y pide aliento, como una planta que esta seca y necesita que la rieguen. Podrían incluso hacer una mezcla de un jabón para hacer un experimento y bañarse con ese preparado. Cualquier cosa vale y sobre todo recordar que los niños/as fundamentalmente aprenden con el JUEGO y distracción.
Es importante también la conexión, en primer lugar hay que conectar con la parte emocional del cerebro de la niña para poder conseguir la calma, de forma que funcione el cerebro pleno y decida desde la razón, no desde la emoción. Si hija y padres y/o madre, empiezan a funcionar en modo emoción, lo van a vivir como un desafio, una lucha de poder, sufrimiento, frustración, etc.
A la hora de ofrecer dos alternativas, necesariamente hay que hacer uso de ese listado de tormenta de ideas, sugerir dos opciones limitadas y cerradas, que puede haber elegido ella misma, teniendo que elegir una de esas dos opciones. Podemos ser flexibles al elegirlas ella, marcando limites ya que necesariamente tiene que ser las que se ofrecen y no empezar con un baile entre las mismas, es importante ser flexible y a la vez establecer limites desde el respecto y también la participación, aceptación de la pequeña.
Si al principio muestra rechazo, es necesario conectar primero: «Hija entiendo que te lo estas pasando muy bien jugando, ya el reloj marca la hora de bañarse. Te parece si esperamos cinco minutos más terminas de jugar, recogemos juntos los juguetes y luego nos bañamos». Por ejemplo.
Es necesario ser conscientes que este cambio de dinámica no es mágico, que lleva un tiempo conseguir romper con el ciclo de malos comportamientos y que hay que ser constante.
Cuando la niña sienta que recupera el lugar que su hermana le ha arrebatado, cuando se sienta querida, aceptada y validada, volverá a ser la niña feliz que era e incluso mejor.
Si a la hora de ir al cole quiere antes se vestia sola y ahora empieza a demandar que la vista, en realidad nos esta demandanda una muestra de amor y atención, ella ve que lo hacen con su hermana pequeña y con ella no. Es importante que seamos flexibles, » ah hoy te apetece jugar a los bebes, entiendo. Veamos te parece si yo te pongo la camisa y su te pones el resto». Si en lugar de eso nos enfadamos porque vamos con prisa, porque pensamos ahora también hay que vestirla, etc. la pequeña percibira rechazo y su interpretación es que ya no la quieren, triste ¿verdad?.
Demostrarla que la quieren no significa ceder a todas sus pretensiones, signfica ser capaces de leer e interpretar correctamente su lenguaje de niña, cubriendo sus necesidades emocionales. Capaces de conseguir a través del juego, la distracción y otras técnicas hacer posible la convivencia de rutinas sin hacerlo de manera autoritaria sino respetuosa.
Si hacemos uso del facilitador emocional «humor» puede ser un gran aliado. Si pese a intentar alguna de las opciones de la tormetanta de ideas, la tabla de rutinas a la hora de irse a bañar nos dice que NO, QUE LE DA IGUAL. Ahora mostraremos una cara normal de aceptación, es una conducta esperada que no debe cogernos por sorpresa, seamos nosotros quienes le sorprendamos.
Padre/ madre: Hija mia has elegido bañarte con una muñeca o usar el jabón preparado, cual de las dos usaras, hora del baño. Es necesario que elijas entre las dos. Lo vas pensando en lo que me ayudas a preparar el baño, las toallas, etc.
Niña: no me voy a bañar.
Padre/madre: Ah entiendo, quieres seguir jugando y es pronto. Veamos juegas cinco minutos más ahora antes del baño o juegas otros cinco minutos antes de dormir.
Niña: no, me da igual.
Padre/madre: Veamos entonces que podemos hacer. Podríamos convertirnos en el monstruo de las cosquillas, de los abrazos, de los besos…. Conseguiremos conectar y que se sienta querida que es lo que esta demandando, suplicando las muestras de amor de sus padres.
Es importante informarle previamente de como va a ser el proceso. De manera que a la hora de elegir entre las dos, si ella no elige, después de la conexión, etc. La elección la tomara el padre o madre y así se le debe hacer ver. Desde el respeto mutuo y cariño, donde ambas partes cuentan, estableciendo límites y enseñanza de cumplir los acuerdos sin castigos, reprimendas, sermones, etc.
A mí me llevo tiempo ayudar a mi hija en algunas situaciones que mostraba especial rechazo y eran muy conflictivas, poco a poco, juntas conseguimos ser grandes amigas y aliadas en este camino de crecimiento.
Adelante es posible.