El Cuento: La Vida Interna y Crecimiento de Adri Russo
Hay un coche que soy yo y un pasajero que soy yo.
Al principio como pasajero, me conducían mis padres y personas buenas del entorno.
Más adelante y poco a poco me dispuse a conducirme a mí mismo, pero no sabía conducir mi coche, no sabía cómo conducirme.
Así que abrí el capot y me puse a inspeccionar el motor.
Mucho tiempo pasé contemplándolo, me preguntaba cómo funcionaba yo.
A veces intentaba hacer algún ajuste manual.
De vez en cuando me subía y arrancaba el motor.
Me fijaba en los ruidos y en lo que sentía yo.
Seguí contemplando mecanismos de mi coche.
Un día, volando por el viento, aparecieron planos de papel donde estaban dibujados despieces y funciones de coches.
Así que comencé a tratar de entenderlos y compararlos, y me di cuenta que unos cuantos planos no eran de mi coche.
Encontré planos de mi coche y con mis planos pude analizarlo mejor , saber más cómo soy.
Me adelanté a conducir, avanzando por primera vez, y por primera vez me convertí en conductor.Prontamente volví a parar y apagar el coche, asustado por lo que vi por el camino.
Me preocupaba si podría conducirlo bien en caminos difíciles o si el coche soportaría el trayecto o tiempos tormentosos y de lluvia.
No manejaba el coche, pero lo continuaba analizando, a veces lo reparaba.
Hasta que llegó el día en que conseguí tunearme y supe que me convertí en el mecánico de mi automóvil,de mí mismo.Así me agarré a mi confianza y me lancé a conducirme hasta más allá del horizonte.
No me preocupé más de si el coche soportaría el trayecto o no, o de lo que me encontraría en el camino o si lo conduciría correctamente.
Porque sabía que yo mismo era una unidad siendo coche, conductor y mecánico.
Y sobretodo, porque tenía el motivo de llegar a mi destino…y llegué.
LA ALTA SENSIBILIDAD. EXPERIENCIAS VITALES. 