Mi querido y aprecidado Roberto,
La semanan anterior me había comentado mi marido que estabas enfermo e ingresado, así que me comunique con otros compañeros más cercanos a tí para saber de tu evolución, donde estabas ingresado y si podría ir a visitarte.
No permitías visitas y por la información que me daban, el dolor que sentía en aquellas palabras preferí no insistir…
Pero la semana siguiente el jueves 27 de septiembre llegaba a mi una noticia que me desgarraría, esperando en la puerta del colegio por mi hija leía aquel wasap que me dejo las piernas inmoviles, con calambres musculares y un dolor que me PARTÍA el alma:
» COMPAÑEROS/AS Ha fallecido el compañero Roberto Martín Afonso García CP 689, se informará cuando se tenga información oportuna».
Aún parece que fue ayer la última vez que me subí contigo en la guagua, en la línea 33 e ibamos hablando como siempre con esa cercanía, la sonrisa que te caracterizaba y esa profunda empatia y sabiduría, eres un hombre que calaba la piel sabiendo sin saber… no olvidaré nunca tus palabras, tu mensaje, tu grandeza.
El dolor es más fuerte que todo aquello que siento y me gustaría compartir, quizás entre todo porque parece que fue ayer cuando quien se iba era mi hermana y hablamos tantas veces de ello… Pero ahora quien se fue eres tú y por la misma enfermedad, cáncer.
Roberto eres y serás de esas personas que tan sólo han podido llevarse su cuerpo, su esencia, grandeza, legado y valía, junto a sus recuerdos seguirá vivo por siempre entre quienes te conocimos, quisimos y admiramos. Personas como tú ROBERTO no morirán nunca.
Gracias siempre por tanto, nunca te olvidaré, vivirás en las palabras que me decías y lo comprobarás en el camino que paso a paso voy trazando en mi destino, de la mano de mi hija pero sin olvidarme de mí.
GRACIAS INFINITAS AMIGO.