Había una vez un gallo que veía y oía muy bien, sin embargo todos/as le llamaban el gallo Ciego y Sordo, era además un gallo no altamente sensible.
La gallina que si era altamente sensible, la llamaban afectuasamente Parlanchina y es que estaba todo el día repitiendole lo mismo al gallo Ciego/Sordo, hasta que un día de repente la gallina se quedo muda.
El Gallo sorprendido se esforzaba en escuchar, a ver si cuando la veia moviendo la boca conseguía oir alguna palabra. También la observaba con mucho detenimiento, intentado interpretar algo que quisiera decirle con us movimientos.
La gallina Parlanchina estaba agotada de pedirle siempre y siempre lo mismo al gallo Ciego/Sordo, fueron tantas las veces que le explicaba en que consistía la alta sensibilidad y la forma que le ayudaba a vivir con ese rasgo, que penso que quizás era hora de imitar el comportamiento del gallo para que reflexionará sobre como se sentía ella.
Además le había indicado en muchas ocasiones, tras una comunicación respetuosa y de escucha activa, la necesidad de tener un espacio de soledad, pero siempre terminaba olvidando el compromiso que habían adquirido y ese día acordado nunca se hacía realidad.
Esto cada vez iba entristeciendo más y más a la gallinita, cada vez se sentía más decepsionada, más vacia y distante. Sabía que seguir hablando de lo mismo no iba a servir para nada.
Cuando un tema ya se ha tocado y se ha llegado a un acuerdo hay que cumplirlo, es necesario comprometernos y si resulta que queda todo en un saco roto sin fondo, cabe la posibilidad de hablar una vez más de lo mismo, pero después toca pasar a la acción.
La Gallinita cogio un papel y un lapiz e hizo un dibujo y anoto en el mismo: «Este sábado no quiero a nadie en casa. Ese día es para mí». Pego uno en cada puerta de la casa, otro en la nevera, puso otro encima del comedero del gallo, etc.
El gallo no entendía a que venía eso, pero como la gallinita no podía hablar, siguio sin comprenderlo. Parecía que las anteriores explicaciones no habían servido para nada. De pronto también le fallaba la memoria además del compromiso y no recordaba nada.
Cuando llego el sábado la gallinita encontro que el gallo aún estaba en el corral, así que le agarro cariñosa y afectuosamente de la pata y lo acompaño hasta la puerta del mismo, abriendola, dandole un beso y moviendo su pata, a modo de despedida, para finalmente cerrar la puerta con llave.
El gallo intento volver a entrar, pero no pudo hacerlo, puesto que la gallinita había cerrado la puerta y dejado la llave detras. ¿Qué le estaba ocurriendo a la gallinita? penso el gallo. Además de muda ahora se había vuelto loca.
Pese a varios intentos del gallo para volver a entrar en la casa no logro conseguirlo, hasta llegada la noche en que la gallinita había quitado la llave de detrás de la puerta. Por fin pudo entrar.
Cuando por fin el gallo Ciego/Sordo consiguio entrar, la gallinita le dio las buenas noches además de un beso y se fue a acostar.
El Gallo aunque venía muy enfadado, sin comprender nada se alegro de ver que la gallinita había recobrado el habla, sienmbargo al día siguiente por la mañana la gallinita no pudo pronunciar palabra.
Así que el Gallo Ciego/Sordo no paro de quejarse, lamentarse y preguntar, sin poder ser respondido, que era lo que estaba ocurriendo.
Llegado el siguiente fin de semana, la gallinita Parlanchina volvío a poner otra nota, en ella además de indicar que esta vez el domingo era su día, añadio: » No he querido seguir desperdiciando mis palabras con quien no me quiere escuchar y se hace el sordo, tampoco con quien se hace el ciego y no ve cuales son mis necesidades. Así que si quieres que vuelva a hablar contigo será necesario que vea que tus sentidos de vista y oido los utilizas también conmigo. Hasta la noche».
El gallo comprendiendo como se había sentido la gallinita, al terminar de leer la nota se acerco a darle un beso y mover su mano diciendole adiós, se fue por la puerta y hasta la noche no regreso.
MORALEJA: A veces hablamos y hablamos de lo mismo una y mil veces. Esperamos ser comprendidos, respetados y tenidos en cuenta de la petición realizada. Sinembargo, la otra persona muchas veces como no nos comprende se cree con el derecho de decidir por nosotros/as y tomar decisiones al respecto, olvidandose de lo que se ha acordado y comunicandonoslo. Por respeto mutuo, podemos volver a hablar el tema e intentar interesarnos en saber que ha ocurrido para no cumplir lo acordado. Sienmbargo cuando vemos que no se cumple tendremos que tomar otras medidas, como cuando a un niño/a se le informa y llega a un acuerdo de hacer algo y llegado el momento de hacerlo se niega o remolonea al respecto. En esas circunstancias y dependiendo de la edad es necesario actuar. En mi caso con mi hija que tiene tres años, conecto con su lado emocional y la abordo desde la comprensión y el dialogo, si sigue negandose pues empleo la distracción y el juego para conseguir el objetivo acordado.
Nada es imposible, tan sólo hay que buscar los recursos para hacerlo desde el respeto en primer lugar hacia nosotros/as mismas y el compromiso adquirido. Cuando dejamos pasar esos acuerdos por alto, no sólo estamos traicionando nuestro propio respeto sino le estamos diciendo al otro con un lenguaje no verbal, puedes torearme cuanto quieras siempre voy a ceder a tus sutiles cambios de opinión sin comunicarme los mismos.
Por tanto no podemos pedir respeto o enseñarlo, puesto que en primer lugar hay que tenerlo y sentirlo para transmitirlo….