Esta mañana al abrir el Facebook me he encontrado con este texto que ha compartido mi querido Amigo Fran, a quien la vida hace apenas unos días le ha dado el duro golpe de perder a su prima Carolina de tan sólo 36 años.
Al leerlo sus palabras me han parecido tan bellas, profundas, las he sentido tan dentro que he querido compartirlas aquí, porque son dignas y merecedoras de ser conocidas por su grandeza, belleza y con la esperanza que sirva para que muchos reflexionemos sobre las mismas y lo que encierran.
Este espacio es para ti, querido Amigo, con todo el Amor que me inspiras y te tengo. Que la luz se intensa para aliviar tus heridas y que el amor te llene de fuerzas para avanzar en estos momentos difíciles de tu vida. Gracias…
LA LUCHA QUE NO TERMINA. POR FRAN MIRETE:
-“Miro atrás y veo toda una vida de zancadillas, de demostrar continuamente, de sufrir por la impotencia que me generan mis iguales. Cansado de juicios gratuitos sin un objeto claro, sin un motivo provocado, salvo la opinión del resto».
-“Lo más curioso es que somos iguales, sangro como vosotros, lloro como vosotros y río como vosotros. ¿Qué nos diferencia?, os diría que nada porque así lo pienso. Pero vosotros y solo vosotros me demostráis día a día q…ue no es así».
Estas palabras podrían salir de la mente de un retorcido/a, porque así vamos a llamar. Y estoy seguro que no me equivoco en ninguna de mis expresiones. Pero lo escribo así porque me da la real gana. Un ejemplo para mí y para muchas personas, incluso para aquellas que se atreven a juzgarme y manchan su nombre únicamente por salir de sus sucias bocas.
Cuestionado por mi apariencia, sentenciado sin permitir el lujo de conocerme. Sí…….!!!!
Mierda de sociedad que mejor se definiría como suciedad, condicionada por estereotipos, por prejuicios, por una maldita imagen reproducida en cada uno de nosotros como si fuéramos clones. ¿No os dais cuenta que los tristes sois vosotros?, ¿no os dais cuenta de que en el fondo lo que tenéis es envidia por el valor que muestra al ser diferente?.
Nunca conocí a nadie que se preocupara tanto por su gente, como yo, por problemas que ni vosotros mismos percibís, porque simplemente pasáis y no tenéis consideración. Nunca conocí a nadie que con solo mirarte ya sabía lo que necesitabas, un abrazo, diez cervezas, una charla o dos hostias.
Pero lo mejor de todo, es que nunca conocí a nadie con esa capacidad de perdonar. Perdonar las faltas, la traición, el engaño. A nadie que pese a vivir observado, cuestionado, juzgado, ha salido adelante en todos los aspectos de mi vida. Con mi YO, con lo que es, con la luz que se puede desprender y vosotros no veis. Con mi esfuerzo en mi trabajo, mis ganas de vivir con la cabeza bien alta. Os sorprendería con una simple conversación contigo, sí contigo que probablemente estés leyendo y en algún momento de tu vida te has tomado la libertad de encasillar a alguien como “M» simplemente por su autenticidad.
Nadie conoce a nadie, eso es una tremenda verdad, pero no hay mayor verdad que nadie es más que nadie. Y mi verdad, la del que escribe, no es otra que si juzgas sin conocer, si hablas sin saber, si te metes donde no te importa, por favor deja de juzgar. Hazlo por el resto de los que habitamos este mundo.
Necesitamos muchos “M» luchando entre nosotros, sí luchando. Una lucha que no termina y no terminará, todo gracias a la ignorancia, el clasismo, los estereotipos y los conformismos que mamamos.
Cuando miremos a los ojos veremos más allá.